La dependencia a las
drogas consiste en la necesidad de consumir
sustancias tóxicas tras haberlo hecho de forma
periódica o continua. La persona que las consume
ya no puede dejar hacerlo, siendo consciente de
las consecuencias negativas que dicho consumo
implica en su vida privada o profesional. Su
vida gira alrededor de la búsqueda de su dosis
de droga. La dependencia se desarrolla lenta o
muy rápidamente en función de las sustancias,
como es el caso de la heroína, y a veces incluso
sin que la persona lo perciba. La única manera
de no convertirse en dependiente es no probarlas
nunca.
La dependencia aumenta con el tiempo.
Existen, principalmente, tres tipos de
dependencia :
Tolerancia :
Se detecta cuando una persona que consume drogas
de manera habitual necesita cada vez más
cantidad para obtener los mismos resultados. Al
producirse un aumento en el consumo, la
tolerancia incrementa el riesgo para la salud.
La dependencia
psicológica :
La dependencia psicológica es la más frecuente.
Se produce con casi todas las drogas y se
caracteriza por un fuerte deseo de consumir
droga y de experimentar sus efectos. Los
pensamientos, los sentimientos y las actividades
de la persona consumidora giran en torno a la
droga, hasta tal punto que es extremadamente
difícil dejar de consumir o incluso dejar de
pensar en ella.
La dependencia física
:
La dependencia física es más grave ya que reduce
la capacidad de la persona para elegir lo que
consume. El individuo solo puede funcionar de
manera normal si su organismo tiene droga. No se
siente bien sin ella y su privación pueden
producirle ciertos trastornos físicos (por
ejemplo: sudores, temblores, náuseas...).
No todas las drogas producen dependencia física.
Sin embargo, pueden ser objeto de abuso debido a
sus efectos y la dependencia psicológica que
provocan. La dependencia física es uno de los
factores que contribuyen al uso continuo de una
o varias drogas.
El síndrome de
abstinencia hace referencia al conjunto
de síntomas físicos y psicológicos que
manifiesta una persona dependiente cuando, de
forma brusca, se reduce el consumo de una droga.
Son todos los desórdenes que aparecen cuando a
un usuario crónico, un toxicómano, le falta la
droga. Estos desórdenes dependen de las
sustancias consumidas.
Un toxicómano con
síndrome de abstinencia nunca está en peligro.
No hay que ceder al
chantaje del drogadicto que reclama su dosis de
droga.