El nombre mismo de
nuestra asociación revela una actitud sin
ambigüedad que se contrapone, por decirlo de
alguna manera, a las vacilaciones de las
diferentes políticas adoptadas en el debate
actual sobre una acción eficaz en materia de
drogodependencia. Todas las medidas que se tomen
en este campo sólo serán eficaces y
salvaguardarán la salud de nuestra juventud y la
de toda la población si se basan en experiencias
sobre estupefacientes y toxicomanía.
El consumo de drogas no es una fase «natural» de
la vida del individuo. Depende de factores
precisos. Por esta razón se puede prevenir y
tratar a los toxicómanos en todas las fases de
su enfermedad. El consumo de estupefacientes
tampoco es un «entretenimiento». Es una anomalía
del desarrollo nociva para el individuo y para
la sociedad.
La prevención
de la toxicomanía - para ser eficaz - debe tener
como objetivo el no consumo de estupefacientes.
La prevención primaria tiene que basarse en la
prohibición de la droga.
La creación de salas de inyección o la
distribución de heroína que algunos reivindican,
son muestras de resignación, de capitulación
ante el problema de la toxicomanía. Estas
medidas provocan que los toxicómanos se
mantengan en la dependencia.
La detección precoz
y la localización de individuos en peligro por
un lado y la terapia de los toxicómanos por
otro, constituyen medidas más humanas, más
eficaces y más económicas que el hecho de
mantener a los drogadictos en la dependencia, en
la enfermedad, la incapacidad, el desamparo y la
criminalidad.
Los toxicómanos son infelices, su salud está
dañada y han perdido su capacidad de elegir. Por
esta razón necesitan ayuda en forma de terapias
dirigidas a la abstinencia y la reinserción
social. La compasión consiste en no
abandonarles, en ayudarles a salir de la
adicción y a encontrar su lugar en la sociedad.
La Libertad
individual de cada ciudadano termina donde se
usurpa y se perturba la de los demás, creando un
clima de mal vivir.
La Igualdad
también consiste en el derecho de cada uno a
vivir su vida como desee, siempre y cuando su
elección y comportamiento no implique un peligro
para sí mismo o para los demás.
La Fraternidad
consiste en aportar ayuda y apoyo al prójimo
para que viva mejor. También significa ayudarle
a preservar o a restaurar su dignidad como
hombre. Esto concierne también a la población
toxicómana, población de riesgo, a menudo
marginal.
Nos oponemos a promover todo acto encaminado a
la legalización de los estupefacientes.
Apoyamos a las personas, asociaciones y
organizaciones que, tanto en Francia como en el
extranjero, luchan con determinación contra las
drogas siempre y cuando actúen cumpliendo con
los principios de libertad y tolerancia y se
opongan a cualquier tipo de sectarismo.
En este sentido, todos tenemos un papel que
jugar para proteger a los jóvenes de las drogas
y preservar así sus futuros.
Serge LEBIGOT
Presidente